Atrapados por la novela

Debido a la falta de tiempo no puedo subir capítulo todos los días, el nº de ellos dependerá de la semana. Gracias a todos.

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jueves, 13 de mayo de 2010

CAPÍTULO 20: PILLADOS

Ni Lis ni Derek se percató de que Dimitri se estaba acercando a ellos.

Con cada paso que daba, Dimitri se ponía más furioso. Al ver que otro tío estaba tocando y besando a la chica que creía suya hacía que su sangre hirviera como el agua en un geiser.

Se detuvo a pocos centímetros de Lis y le dio un toquecito en el hombro.

Ésta se volvió como un resorte. Sobresaltada. No se esperaba interrupción alguna.

Se quedó mirando a Dimitri con los ojos desorbitados y la boca abierta.

-Oh no – pensó Lis -. No puede ser…

Dimitri apartó a Lis de un empujón y se quedó frente de Derek, a unos pocos centímetros de él.

La cara de Dimitri mostraba un odio supremo. Apretaba la mandíbula con rabia y tenía los puños cerrados con tanta fuerza que se le estaban quedando los nudillos blancos.

Por el contrario, Derek demostraba una calma y un control absoluto. Tenía el cuerpo relajado e incluso la postura en la que estaba denotaba una despreocupación un tanto inquietante.

Lis estaba nerviosísima. No era capaz de permanecer quieta en su sitio. No dejaba de mover las manos y morderse el labio inferior. ¿Qué iba a pasar ahora? Seguro que Dimitri le daría una paliza. Estaba segura. ¡Qué tonta había sido! ¿Cómo se había dejado convencer por ese chico? Ella estaba liada con Dimitri y ahora lo había echado todo a perder. Pero al contario de lo que ella esperaba no fue el chico rubio quien empezó.

-¿Y a ti qué coño te pasa tío? – le espetó Derek al chico que tenía delante -. Nos has interrumpido. ¿Estás loco o qué?

Dimitri le agarró por la camiseta y le empujó contra la pared.

-Mira niñato – su voz destilaba un odio tremendo -. Me llamo Dimitri y esa chica con la que te estás liando es mía.

-¿Y no crees que si fuera tuya estaría aquí conmigo? – le pregunto Derek con chulería.

-¡Oh no! – Pensó Lis -. ¿Por qué no te has quedado callado?

Dimitri se puso rojo de la ira. Empezó a marcársele la vena del cuello y apretó más fuertemente los puños.

-No deberías haber dicho eso.

Fin del capítulo 20

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