Atrapados por la novela

Debido a la falta de tiempo no puedo subir capítulo todos los días, el nº de ellos dependerá de la semana. Gracias a todos.

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jueves, 14 de abril de 2011

CAPÍTULO 51: YA NOS VEREMOS...

-Pero… pero… espera por favor…

Derek se zafó de las manos temblorosas que intentaban retenerle. No podía quedarse. Su orgullo no se lo permitía. No podría estar en ese momento con una persona que le gustaba sabiendo que había estado hace un par de horas amándose con un hombre al que consideraba su rival y su enemigo.

Se levantó del sofá, recogió su chupa de cuero y se dirigió a la puerta. Lis salió corriendo tras él, intentando retenerle. Pero fue inútil.

-Adiós Lis. Ya nos veremos…

Y la puerta se cerró con un ruido sordo. SE había ido. Lis se había quedado sola.

Subió lentamente las escaleras hasta su cuarto donde se echó en la cama con los brazos en cruz. Cogió de la mesilla un reproductor de música de tamaña muy reducido y de color negro.

Se colocó los auriculares plateados en los oídos y le dio al botón del play. La música empieza a sonar en sus oídos. Tallulah de Sonata Arctica. http://www.youtube.com/watch?v=wUnRGIXfgYo La historia de dos amantes que dejan su relación pero él la sigue amando y se lamenta… Sabe que no le convienen ese tipo de música. Pasa de canción. Santa Compaña de Mägo de Oz. http://www.youtube.com/watch?v=2R30xXLEja0 Perfecto, una canción que no habla de amor. Y escuchando música se quedó dormida por el cansancio de todo lo que ha ocurrido hace un par de horas.

Cuando despierta a perdido totalmente la noción del tiempo y el espacio. Se encuentra sumida en la oscuridad. Gira su cara hacia la mesilla donde tiene un pequeño despertar digital que marca las 5.30 de la tarde en unos grandes números de color verde fosforito.

-Ummm...… mamá ya a llegado a casa… ella habrá sido al que ha bajado la persiana…

La música sigue sonando. Todavía tiene los cascos puestos. No le apetece levantarse. Está muy cómodo inmersa en esa oscuridad absoluta.

Tarde o temprano tendría que afrontar los hechos ocurridos aquella tarde. ¿Por qué había acabado diciéndoselo? ¡Maldita tonta!

Pero bueno… lo había hecho y ahora tendría que asumir las consecuencias.

Estaba cansada de darle vueltas una y otra vez a lo mismo. Por ello se levantó de la cama y se dirigió a la estantería donde guardaba todos sus libros. Escogió Marina de Carlos Ruiz Zafón. Su libro favorito. Al menos la lectura la ayudaría a evadirse.

Tanto fue así que a lo que se quiso dar cuenta ya se había hecho la hora de cenar.

Bajó las escaleras corriendo. Se moría de hambre. Se sentó en su sitio a la mesa y comenzó a devorar el filete de ternera que le había sevido como si llevara meses sin probar bocado.

-Tranquila cariño que te vas a atragantar – le aconsejó su madre.

Lis bajó el ritmo al que ingería la comida. Después estuvo charlando un rato con sus padres mientras veía la televisión y se fue al ordenador.

Fin del capítulo 51

lunes, 11 de abril de 2011

CAPÍTULO 50: GRACIAS POR VENIR

Los minutos pasaban y pasaban y ellos seguían en la misma posición. Él de vez en cuando acariciaba el pelo de Lis y jugueteaba con sus mechones entre los dedos.

-Lis… ¿vas a contarme que es lo que pasa?

Ella se incorpora y sitúa su cara a la altura de la de él. Su mirada se hunde en la profundidad de sus ojos marrones, el tiempo se detiene. Sólo existen ellos dos. Nadie más. Posa uno de sus dedos sobre los labios de Derek. No quiere que le diga nada. Con la mano libre acaricia su mejilla, retira los dedos de su boca y los sustituye por sus labios.

Los dos se funden en un beso lleno de ternura y calidez. Derek coloca una de sus manos en la nuca de ella y con la otra le acaricia la cara e intenta eliminar los últimos rastros de las lágrimas que habían caído antes por sus mejillas.

Se separan. Se estaban quedando sin aire. Las manos de Lis caen flácidas sobre su vientre. Los dos se miran sin decir una sola palabra. Se bastan con ver sus ojos. Los de él llenos de confusión y comprensión. Los de ella, enrojecidos por las lágrimas y llenos de pesar y rabia.

-Gracias por haber venido…

-No hay de que pero, por favor, dime que te pasa. Así podré ayudarte…

Lis se queda pensativa… No sabe que hacer… ¿Se lo dice? Pero… ¿y si se enfada? Pero no puede retenerle a su lado sin darle una respuesta.

-No se… es que estoy un poco sensible últimamente…

-¿Seguro que sólo es eso?

-Si…

Derek no se queda muy convencido pero no le va a preguntar más. No quiere importunarla. NO quiere estropear el momento.

Los ojos de Lis vuelven a anegarse de lágrimas. Éstas resbalan por su rostro y se precipitan al vacío cuando llegan a la barbilla. Él con su mano recoge algunas de esas lágrimas.

-Lis… no llores…

-Es que… no puedo…

-Mira, no quería presionarte para que me dijeras lo que te asa – la sujetó por los hombros con firmeza pero sin aplicar demasiada fuerza para no hacerle daño – pero necesito saberlo para poder seguir aquí contigo.

Lis suspira. Empieza a temblar. Tiene miedo. Miedo a quedarse sola, sin el calor de sus manos en las suyas, sin su ojos color chocolate mirándole fijamente, sus labios rozándole los suyos… Pero tiene que decírselo. No puede mentirle, a él no. Sino se irá de todas formas.

-Está bien… - respira hondo – te lo diré.

Y comienza a relatarle todo lo acontecido horas antes hasta su llegada. Las expresiones de Derek van cambiando según pasa la historia. Por su cara pasan la rabia, la incredulidad, la compasión…

La última, enfado. Enfado porque le ha engañado. No quería contarle nada. Se sentía un poco engañado. Peor eso no era lo más importante. Lo que más le dolía era saber que tenía que compartir el corazón de Lis con otro. Eso le enfurecía sobremanera.

-Lo siento Lis pero no pienso quedarme ni un minuto más. Adiós.

Fin del capítulo 50