Atrapados por la novela

Debido a la falta de tiempo no puedo subir capítulo todos los días, el nº de ellos dependerá de la semana. Gracias a todos.

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miércoles, 2 de noviembre de 2011

CAPÍTULO 72: DESPUÉS DEL CAFÉ

Una vez que todo había vuelto a la normalidad y que los dos estaban mas tranquilos a Lis le entró la vergüenza y comenzó a sonrojarse. No solo había subido a espiar a su vecino mientras se cambiaba de ropa sino que había llegado a todavía más lejos. A su vecino en cambio, no parecía afectarle mucho la situación pues permanecía callado y de lo más tranquilo mientras se ponía la camiseta y quitaba las sábanas de la cama para meterlas a la lavadora. Lis comenzaba a sentirse incómoda al no saber que decir por lo que decidió volver al salón y esperar que Paolo bajara.

Mientras esperaba sentada en el gran sofá color crema y decidió servirse otra taza de café a persa de que ya estaba frío. Tras varios minutos comenzaron a oírse pasos en las escaleras. Paolo bajó lentamente y con el semblante sereno. Una vez en el salón se sentó junto a ella.

Charlaron amigablemente durante media hora. Parecía que ninguno de ellos quería comentar nada acerca de lo que acababa de suceder.

- Bueno se me está haciendo tarde, creo que ya es hora de que me marche. Gracias por el café.

- De nada Lis, ha sido un placer. Adiós.

- Adiós

Él la acompaño hacia la salida y la puerta se cerró con un leve chasquido.

Lis recorrió los pocos metros que la separaban de su casa. Estaba empezando a oscurecerse el cielo. Vaya, había estado más tiempo del que pensaba en casa de su vecino. Cuando llegó su madre estaba en la cocía preparando la cena y su padre todavía no había llegado a casa.

- ¡Lis! ¡Vaya horas de llegar a casa! ¿Dónde estabas? ¿Has hecho los deberes? – le reprochó su madre.

- Estaba en casa de Marta ayudándole con un trabajo – mintió – y hoy no tengo deberes. Me voy a dar una ducha ¿vale? – y tras darle un beso en la mejilla se encaminó hacia el baño.

Una vez allí abrió el grifo para que el agua fuera calentándose y se desnudó. La ducha la ayudó a relajarse y entonces se dio cuenta de que estaba hambrienta. Con todo el ajetreo que había tenido por la tarde no se había parado a pensar en su estómago. Salió de la ducha, se puso el pijama y bajó atropelladamente las escaleras para ver si la cena ya estaba lista. Tuvo que esperar media hora a que llegara su padre, engulló la cena como si no hubiera comido nada en tres días. Se despidió de sus padres y se marchó a su habitación. Tras mirar el correo y ver que no había nadie interesante conectado se tumbó en la cama y a los pocos minutos se durmió profundamente vencida por el cansancio acumulado durante la tarde.

Fin del capítulo 72