Atrapados por la novela

Debido a la falta de tiempo no puedo subir capítulo todos los días, el nº de ellos dependerá de la semana. Gracias a todos.

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martes, 13 de abril de 2010

CAPÍTULO 7: LA HISTORIA DE BEA

5:30 de la tarde.

Las tres amigas habían llegado a la hora acordada. Tenían muchas ganas de poner en común sus experiencias de la noche anterior.

Habían preparado palomitas y refrescos para merendar. Estaban sentadas en el suelo. Lis había apartado la cama y extendido unas colchonetas y unas almohadas para que ella y sus amigas pudieran charlar cómodamente. Era una especie de fiesta de pijamas.

Marta no tenía mucho que contar. Se había pasado toda la noche de un lado para otro, recibiendo felicitaciones, tirones de orejas, besos, abrazos… Al fin y al cabo era su fiesta. No podría haberse escabullido con nadie ni aunque hubiera querido. La anfitriona nunca podía abandonar su propia fiesta. Pero eso no le había importado lo más mínimo. Se lo había pasado en grande.

Ahora era el turno de que contaran su noche las dos “desaparecidas”.

-Bueno Bea… ya es hora de que nos cuentes lo que pasó con David ¿no?- Marta no podía esperar más. Estaba ávida de cotilleos.

-Es que… me da mucha vergüenza…

-¡No hay peros que valgan! Venga tía, que estamos entre amigas.

Bea acabó cediendo. David se le había acercado por detrás mientras ella estaba hablando con Marta. Le había hablando al oído y del susto casi tiró la cerveza que llevaba en la mano.

-¿Vienes a dar una vuelta conmigo?-Recordaba que le había preguntado.

Ella tímida como siempre ni siquiera le contestó. Simplemente le cogió de la mano y se dejó llevar.

Estuvieron un rato hablando de cosas triviales y sin importancia hasta que se lanzó.

David besaba muy bien. Era un beso que mezclaba una dulzura muy romántica con una pasión animal desenfrenada. Le encantó. Aunque estaba un poco asustada. Sólo había estado con chicos más bien paraditos. En definitiva, lo único que había hecho con un chico fue besarlo. Nada más. Siempre le hubiera gustado hacer algo más pero no sabía cómo abordar el tema.

Pero con el no hizo falta decir nada.

Mientras la besaba, bajó sus manos a los pechos de Bea. Abría y cerraba las manos lentamente, sopesándolas, cubriéndolas bien para no dejarse un milímetro de su cuerpo sin cubrir.

Bea pensaba que bajaría más la mano pero no lo hizo. David no era así. Le gustaba meterle mano a las chicas, pero no podía llegar muy lejos sin tener una cierta confianza.

-¿Extraño verdad?-Se sonrió Bea.

-Raro cariño, muy raro- contestó Marta con una risita-. Ahora te toca a ti Lis.


Fin del capítulo 7

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