Atrapados por la novela

Debido a la falta de tiempo no puedo subir capítulo todos los días, el nº de ellos dependerá de la semana. Gracias a todos.

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domingo, 11 de abril de 2010

CAPÍTULO 3: EL ENCUENTRO

Una vez fuera, Lis se queda muy quieta. Empieza a lanzar miradas a su alrededor. Es ya noche cerrada y no hay un atisbo de luz por ninguna parte. La luna llena corona el cielo. Una suave brisa revolotea los largos cabellos pelirrojos de Lis.

Empieza a impacientarse. Allí no hay nadie. El miedo empieza a atenazar sus músculos. Cada vez que hay un nuevo soplo de brisa, el vello de sus brazos se eriza involuntariamente. Pero justo cuando está a punto de darse media vuelta y retroceder sobre sus pasos, unas fuertes manos la sujetan por la cintura.

-Shh… No te asustes preciosa. Soy yo.

Al oír aquella voz, su cuerpo se relajó. Ya no hay miedo. Ya no hay angustia.

-Ven. Te voy a llevar al sitio perfecto en el que podremos estar solos el tiempo que queramos.

Y dicho esto, la coge suavemente de la mano y la dirige hacia un pequeño bosque situado detrás de la casa, pero suficientemente apartado para que nadie les interrumpa.

Lis está muy nerviosa. Le sudan las manos y tiene un fuerte nudo en el estómago.

Llegan a un precioso claro situado en medio del bosque. Está lleno de verónicas y margaritas. La luz de la luna baña todo el claro, de tal forma que les proporciona la luz perfecta.

Dimitri se acerca lentamente hacia Lis. Le acaricia suavemente los hombros, descendiendo con las yemas de sus dedos hasta sus manos y vuelve a subir. Mientras, le da suaves besos en el cuello, rozando suavemente sus labios por su mandíbula. Recorriendo minuciosamente su cuello, desde el lóbulo de la oreja hasta la clavícula.

Lis no sabe qué hacer. Los labios de Dimitri por su cuello le anulan todos sus sentidos. Se siente como una gatita indefensa.

-¿Nos tumbamos en el suelo? Seguro que estamos más cómodos-dice él con una voz suave y sensual.

Lis está tan abrumada que solo consigue hacer un leve movimiento de asentimiento con la cabeza.

Una vez recostados en el suelo, él se coloca al lado de ella, de forma que no haya un solo milímetro de piel que no esté pegada a la suya.

Acerca sus labios al oído de ella y le susurra:

-Llevo deseando estar aquí contigo desde que Marta nos ha presentado.

Y después de decirle esto, le recoge la cara entre las manos y lentamente presiona sus labios contra los de Lis.

-No vas a olvidar lo que va a pasar a continuación preciosa.


Fin del capítulo tres.

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