Capítulo 74: Decisiones, decisiones...

Cuando Lis volvió a casa comió, charló un poco con su familia y se fue a su habitación. No hizo nada. Tiro la mochila a los pies de la cama y se tiró en ella, en la que permaneció toda la tarde. No le apetecía ponerse con las tareas de clase, conectarse al ordenador o ponerse a leer un libro. Las palabras de Bea habían calado hondo en ella, la mantenía en un estado de agitación. Se sentía cómoda yéndose con uno o con otro pero en el fondo de su corazón sabía que no era lo que le apetecía. Ahora que parecía que las cosas con Dimitri estaban yendo un poco mejor no había hecho otra cosa que liarse con su vecino, al que por cierto acaba de conocer y del cual no sabía muchas cosas acerca de su familia, su trabajo o su aspiración en la vida.

Cierto es que todo eso no le había importado mucho en el momento, pues en esos caso solía guiarse por sus impulsos y sentimientos. Pero desde que había mantenido aquella conversación con sus amigas las inocentes pero contundentes palabras de Bea se había agarrado a su interior y no dejaban de darle vueltas y de atormentarla. Una parte de su cabeza decía que qué más daba lo que hiciera, con quien se fuera o cuanto estuviera con esa persona. No estaba atada a nadie y por consiguiente no estaba obligada a rendirle ninguna cuenta a nadie, a privarse de irse con quien quisiera o de pasar un buen rato. Pero, por otra parte, sabía que había algo de razón en aquellas palabras que su buena amiga había dicho aquella mañana. Algo de verdad. No podría mantener eternamente ese juego a tantas bandas, llegaría un día (lejano o no) en el que tendría que decantarse por alguno de los tres.

Dimitri, Derek, Paolo....

Pero... ¿cual de los tres?

Mentalmente fue buscando los pros y los contras que cada uno le presentaba...

Dimitri era el primer chico de los tres que le había atraído. Era el típico chico que le solía gustar a casi todas las chicas, alto, fuerte, rubio, ojos verdes.... Pero tras varios encuentros Lis se había dado cuenta de que era un tío bastante chulo y en ciertos momentos desagradable, pero  que, muy a su pesar la volvía loca.

Derek tenía el pelo largo y negro como el carbón y unos ojos marrón chocolate que te invitaban a adentrarte en ellos. Al contrario que Dimitri, era un chico amable y un buenazo, quizá demasiado bueno para su gusto... pero con él ya había intentado algo y se había acabado asi que ... ¿merecía la pena intentarlo otra vez?

Y por último estaba Paolo, su vecino  nuevo. Un joven de origen italiano pero mayor que ella, con una melena castaña y unos preciosos ojos azules.  Le había invitado a su casa y se había mostrado algo tímido y nervioso pero en su contra pesaba el que no sabía nada de el pues apenas había cruzado unas cuantas palabras con él y no se conocían mucho...

Decisiones, decisiones... ¿por qué tenía que ser todo tan difícil?