Lis vio como la puerta se cerraba ante sus narices. Se había ido y ella no había hecho anda para tratar de detenerle. Sólo había sido capaz de quedarse mirando. Ni siquiera lloró. Nada.
Derek salió de la casa triste y pensativo. Le había dolido que Lis hubiera escogido a Dimitri en su lugar. ¡Ha ese gilipollas que sólo quería follarsela! Cabrón… pero se había dicho a si mismo que si él no era el elegido se alejaría de ella. Respetaría su decisión por mucho que le doliera.
Después de que Derek se fuera, Lis volvió al salón y se puso a ver la televisión. Su mente había anulado sus sentimientos dolorosos, era incapaz de asimilar la situación y de apenarse por ella. Se limitó ha hacer como si no hubiera pasado nada. Saludó a sus padres cuando volvieron de trabajar, cenó y se fue a su cama. Pero, al no poder dormir se puso a pensar en la decisión que había tomado y se empezó a dar cuenta del as consecuencias que acarrearía. Comenzaba a sentir como se le hacía un nudo en el estómago y cómo las primeras lágrimas acudían a sus ojos. Sentía pena por apartar de Derek de su lado pero en el fondo de su corazón sabía que no podría igualar a Dimitri. Después de una hora colorando por su marcha, pues a pesar de todo también le gustaba, se durmió debido al cansancio acumulado y a las emociones vividas.
Por su parte Derek se encerró en su habitación nada más llegar a su casa y no bajó a cenar alegando un imaginario dolor de cabeza. Había llegado a casa de mal humor y le había estado dando puñetazos a las paredes para intentar liberarse del a frustración que le oprimía. De los golpes se le habían quedado los nudillos enrojecidos, hinchados y la mano entumecida. No quería cenar pues no tenía apetito. Se quedó tirado en la cama escuchando música y lamentándose. Al final asumió el haberse quedado relegado a un segundo plano. Era cierto que no le había gustado anda, que le había dolido y que hubiera preferido ser el elegido pero bueno… había más chicas en el mundo. El dolor que ahora sentía en su pecho poco a poco se desvanecía y acabaría convirtiéndose en una pequeña espina, recuerdo silencioso de una experiencia fallida, nada más.
El único implicado, ajeno a todo lo ocurrido esa tarde había sido Dimitri, el cual no lo había pasado precisamente mal…
Fin del capítulo 54
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