Atrapados por la novela

Debido a la falta de tiempo no puedo subir capítulo todos los días, el nº de ellos dependerá de la semana. Gracias a todos.

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martes, 19 de julio de 2011

CAPÍTULO 52: CONVERSACIONES

DIMITRI

- Hola preciosa. ¿Qué tal?

LIS

- Hola. ¿Cómo quieres que esté después de lo que ha pasado esta tarde? ¿Te burlas de mí o que?

DIMITRI

- ¿Burlarme de ti? Eso nunca mi preciosa pelirroja.

LIS

- ¿Entonces por que me has humillado de esa manera?

DIMITRI

- ¿Humillado? ¿Pero que dices?

LIS

- Sabes perfectamente a lo que me refiero.

DIMITRI

- Mira guapa si te has tomado algo mal tu verás pero yo me lo he pasado de puta madre.

LIS

- Eres un cabrón.

DIMITRI

- Y lo que te pongo…

Lis cerró la sesión bruscamente. Encima de lo que había pasado iba de chulito.

Estaba enfadada por las palabras de Dimitri, triste por la mala despedida con Derek y cansada por todas las emociones vividas. Por ello pensó que lo mejor sería irse a la cama. Mañana sería otro día.

Durante toda la mañana siguiente estuvo dándole vueltas a la misma idea. Al final se decidió. Llamaría a Derek esa misma tarde. Tenía que arreglar las cosas.

Tras dos tonos que a ella le parecieron interminables una voz masculina sonó al otro lado del aparato:

- ¿Si?

- Derek soy Lis… me gustaría quedar y hablar contigo…

La voz del chico contenía todavía notas de enfado pero al final accedió. Quedaron en casa de ella a las 5:30

Tras colgar y dejar el móvil en la Mesa los nervios empezaban a hacer acto de presencia. Todavía eran las 4:00 pero no podía dejar de pensar en él y en lo que podría llegar a ocurrir.

Los minutos pasaban como si fueran horas y ya se había recorrido más de cien veces su habitación y otras tantas la casa entera.

Al fin el reloj de la iglesia dio las 5:30 y al poco sonó el timbre.

Bajó corriendo las escaleras, se situó frente a la puerta, se secó el sudor de las manos y abrió.

Y allí estaba él, con su melena cayéndole por los hombros, vestido enteramente de negro y con sus ojos marrones brillando por el sol.

A Lis le faltaba el aire pero consiguió articular las palabras necesarias para invitarle a entrar.

Una vez en el interior de la casa fueron al salón y se sentaron en el sofá.

- Bueno hablemos… - dijo Derek nada más acomodarse en su asiento.

Fin del capítulo 52

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